Posteado por: Marichi | 13 noviembre, 2012

Lago Inle, aguas negras y gatos que saltan.

Viajamos a Kalaw con la idea de realizar desde allí una caminata hasta el lago Inle, verdadera atracción del Estado Shan, una provincia de Myanmar. Nos juntamos con Eva y Bernardo, una pareja residente en Barbastro que conocimos en nuestro hotel, para minimizar los costes de la expedición, pero que se convirtieron en verdaderos compañeros de viaje durante los tres días de peregrinación and beyond. Bien fresquitos por la mañana, nos presentaron a Kun, que sería nuestra guía, y a Tuntún, el cocinero (los dos súper jovencitos y dulces), y comenzamos a caminar.

Mercado en Kalaw

Tuntun, Kun, Eva, los mendas y Bernat

El trayecto, atravesando valles y montes que bien podían ser gallegos, no fue especialmente duro. Nuestro mayor miedo, la lluvia, nos dejó tranquilos la mayor parte del tiempo, a pesar de estar en plena época de monzón; si bien es cierto que el primer día nos cayó un chaparrón en la última parte del camino que nos caló de los pies a la cabeza y tuvimos que secar nuestras botas al calor de la lumbre. Los compañeros no podían ser mejores y Kun y Tuntún nos trataron genial, pero el verdadero encanto de esos tres días fue otra cosa.

Benjamín: ¿moderno o perroflauta?

Teníamos la sensación de haber viajado hacia atrás en el tiempo, en realidad Myanmar es todo un poco así, pero en el estado Shan, hogar de un número impensable de etnias diferentes, es como si se hubiese parado el tiempo. Aldeas gobernadas por líderes locales que eligen los monjes, calles de tierra, aparejos de labranza arrastrados por búfalos, cocinas de leña, familias que “bajan al pueblo” una vez o dos al mes para vender sus verduras en el mercado… Una noche, sentados alrededor de la hoguera fumando un puro hecho a mano que nos ofreció el señor de la casa donde nos quedamos, se oyó de repente un ruido de televisor que venía de la casa de un vecino y el grupo de chicas que estaban con nosotros salieron corriendo. Kun nos explicó que en la aldea sólo había una tele y que cuando la ponían era todo un acontecimiento y se juntaban para verla.

Se parte de risa la mujer…

Contrastes…

Refrescando al búfalo

Dormíamos y comíamos en casas de familias locales e, incluso una vez, en un monasterio budista. En el suelo nos ponían una especie de esterilla que cubrían con mantas y que por la mañana desmontábamos. La ducha consistía en un pozo en el exterior de la casa con un cubo y un cacito. Obviamente, siendo nosotros para ellos también fuente de curiosidad, esto de la “vuelta a lo básico” tiene ciertos inconvenientes, como cuando un grupo de niñas vinieron a observar cómo nos duchábamos, ¿cómo explicarle a alguien que no habla tu idioma y en tal situación que, puestos a elegir, preferirías que nadie te mirase el culo con ese descaro, gracias?

Nuestras camas

En el monasterio

Escena hogareña

La llegada al lago estuvo a la altura del resto de la caminata. Cogimos una barquita a motor para cruzar al otro lado, a un pueblo que se llama Nyaung Shwe, donde nos quedaríamos unos cuantos días más. Con Eva y Bernardo hicimos un pequeño tour del lago y visitamos, entre otras cosas: Inthein, desde donde había unas vistas preciosas, y el Monasterio de los Gatos Saltarines que, por supuesto, no se llama así, pero que es conocido porque los monjes de allí (se conoce que se aburrían) enseñaron a sus gatos a saltar por dentro de aros y otros obstáculos, aunque ya no continúan con sus espectáculos, para nuestro desconsuelo. A pesar de los inútiles intentos de los de Barbastro por deshacerse de nosotros, insistimos en alquilar unas bicicletas, en comer, cenar, desayunar, ir a Internet, a dar un paseo, todo con ellos. Recordamos con especial cariño una cena en la que el señor cocinero tuvo a bien hacernos esperar dos horas y media para servirnos, teniendo en cuenta que éramos sus únicos clientes, la cosa tiene más inri. Cuando por fin llegaron los platos el hombre nos espetó: “Habéis tenido que esperar un poco, pero esto es todo fresco, ¿eh?” (Eva, Bernat, esto va por vosotros). Pero con sentido del humor, se sobrelleva todo.

Inthein

Gatos saltarines, haciendo lo que mejor saben hacer

Templo, Inthein

El lago Inle es como un lugar de cuento, de aguas casi negras, con aldeas enteras e incluso monasterios y mercados encaramados sobre columnas de madera sobre el lago. Para los habitantes de las aldeas del lago el remo es como una extensión de su propio cuerpo y es que en muchas ocasiones no les queda otra que coger la canoa para todo, dado que sus casas están literalmente rodeadas de agua. Las canoas que utilizan navegan casi a ras de la superficie (yo no sé cómo se las apañan para no estar hundiéndose todo el rato) y han desarrollado una manera especial de remar usando la pierna. Muchas familias viven de la pesca, los pescadores utilizan una especie de conos de red que sumergen y luego dan golpes en el agua para asustar a los peces y que se metan en la red. Gran parte del lago está cubierto de vegetación y metiéndose por aquí y por allá desembocas en diferentes sitios, nosotros alucinábamos con el sentido de la orientación de los barqueros, que se metían por el medio de los juncos (donde tú no veías camino, ellos sí) y conseguían llegar a destino sin ningún problema.

Por los canales

Pescando

Remar y pescar a la vez

Nos despedimos de Nyaung Shwe con rabia porque es uno de esos sitios en los que te gustaría quedarte mucho más tiempo, pero dirección a Bagan, que ya veréis Bagan…

Tienda

Jugando en la barca

Vista de un poblado


Respuestas

  1. Voto por moderno!!, con la dentadura nueva no puede ser perroflauta.
    Qué bonito chicos! qué sitio tan especial!

    • Yo tambien creo que moderno, aunque con un cierto deje perroflautil. Si que es un sitio especial, Almu, no deja indiferente a nadie.

  2. Moderno,sin dudarlo!
    Preciosas fotografías.
    Cual fue el verdadero encanto? El templo,las gentes,el cocinero….
    Esperamos el post de Bagan impacientes…
    Besos.

    • El verdadero encanto fue ver la vida en las aldeas: las casas, las calles, la gente, como viven, etc. Myanmar rules!

  3. Verdaderamente los tintes esos naranjas son muy persistentes, eh? no se os han ido aún!
    Preciosas fotos, maravillosa caminata la que nos contáis, y más sabiendo que habéis aprovechado la oportunidad de vivir Myanmar de verdad desde dentro y dle viaje a un no-tiempo pasado… Abrazo grande!

    • Pati, no solo no se van sino que yo me he vuelto a tenhir y me va tocando otra vez. Nos ha gustado esto del pelo de otro color…

  4. ¡Jolín, qué bonito tó!
    Las fotos, las historias….¡¡¡aunque qué ganas de escucharlas de viva voz y de verlas observando al tiempo vuestra expresión!!!
    Beso grandirrrrrrmo.

    • Madrina, cuando volvamos vamos a tener tantas cosas que contar que no vamos a saber por donde empezar y acabaremos por no contar na’! Puedes ir apuntando preguntas en un cuaderno rollo entrevista o algo…

  5. Hola guapos!!
    Que bien redactais,vuestras vivencias. Nos encanta leer, todo lo que escribís.
    Le dais un toque unico y especial.
    Que bonitos recuerdos tenemos de esa caminata, de kalaw a Inle.
    La verdad que vivir esas experiencias, no tiene precio.
    Como fue el retiro en las montañas? Seguro que muy bien, para cargar pilas y continuar esa ruta por India.
    Disfrutar mucho, un abrazo muy fuerte.
    Bernat y EVA.

    • Chicos! Gracias por los multiples halagos. Seguimos en la montanha. Poco hemos salido al mundo real, pero por ahora no nos esta pareciendo tan INDIA como nos habian dicho, si sabeis a lo que me refiero, jejeje. Todos nos dicen que esperemos a llegar al norte =) Para nosotros esa caminata fue de lo mejor del viaje, gracias por todo…

      Muchos besotes.

  6. Me acabo de dar cuenta que nunca terminé este post… Efectivamente, después de «Kun» y «Tuntún» ¡¡¡ya pensé que había leído lo mejor!!! XD

    Se nota cuando escribe la chica de lila, porque hay muchas más fotos… ¡Y me encantan! Claro que los gatos no son mi animal preferido, pero hasta esa me ha inspirado:

    En un manicomio se encuentran un zoófilo, un sádico, un pirómano, un necrófilo y un masoquista.
    Están aburridos en el patio… En eso que ven a un gato y empiezan a elucubrar:
    El zoófilo: “Oye ¿y si para entretenernos nos los follamos?”
    Responde el sádico: “Vale ¡pero luego lo torturamos!”
    El pirómano entusiasmado contesta: “¡Sí, sí! ¡¡¡Y después le prendemos fuego!!!”
    Y va el masoquista y exclama… ¡MIAAAUUU!

  7. Precioso post, Marichi. lo leí después del de Bagan. Hermosas fotos!!.
    Besos a los dos.


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