INCISO. ¡Nos vamos a Nueva Zelanda!

Algunos de vosotros ya lo sabéis todo, otros tenéis alguna noción y otros supongo que será la primera noticia que tenéis. Pero, sí, nos vamos a las antípodas.

¿Por qué? Es cierto que no estaba en nuestro plan inicial, que este viaje iba a ser Transiberiano y Asia. Pero nuestro plan inicial tenía fallos. Pensábamos destinar a todo el sudeste asiático nada más que cuatro meses. Sudeste asiático incluyendo: Vietnam, Camboya, Laos, Tailandia, Malasia, Singapur, Brunei, Indonesia, Myanmar y, quizá, Filipinas. ¡Amigo, cuán optimistas éramos! En cuatro meses no hemos visto nada más que los cuatro primeros países de la lista y, para eso, a medias. Con lo cual, nos quedaban dos opciones: recortar países y volver a casa en el tiempo previsto o recaudar más dinero y poder ver todo lo que teníamos pensado desde el principio (incluyendo Bangladesh, India, Sri Lanka y Nepal después del sudeste). Está claro por cual de las dos opciones nos inclinamos.

¿Cómo? Oceanía es una propuesta recurrente en cuanto a atractivo cultural, paisajístico y, claro, salarial, cuando uno se encuentra en esta situación y, sobre todo, por estos lares. El plan «mochilero» por excelencia es el de obtener una visa ‘working holidays’ que, como indica su nombre, te permite currar mientras viajas por el país (la ofrecen Australia, Nueva Zelanda, Canadá, USA, etc.) durante un año. Has de cumplir unos requisitos, que varían mínimamente según el país, y con los que no os voy a aburrir -para los interesados, los podéis encontrar en las páginas web de inmigración correspondientes, España sólo tiene convenio con NZ y Canadá. La cuestión es que aquí una menda, que ya se quiso ir a Australia en su día, se dio un batacazo contra la realidad cuando al leer la lista de países con convenio ‘working holidays’ con Australia vio que España -camisa blanca, de mi esperanza- NO estaba, tampoco en la de Nueva Zelanda. Y aquí es donde entran Carles y Silvia (catalanes que conocimos en Laos) en juego, porque fueron ellos los que nos dijeron que, desde el año pasado, ya hay convenio con NZ, ¡gracias, chicos! Mala noticia: sólo hay 200 plazas al año y, creedme, hay hostias por ellas. Pero, efectivamente, estamos dentro, después de un aburrido proceso que empezó el 20 de abril (día que se abrieron las plazas para 2011-2012) y de la más agonizante espera, que terminó el 24 de mayo.

¿Cuándo? ¡Mañana! Ahora estamos en el orfanato, que hemos vuelto a Camboya (ya escribiremos post al respecto) y mañana al mediodía nos cogemos un vuelo Phnom Penh-Auckland -con escala en Singapur-, ¡bieeeen!

Estamos muy nerviosos, contentos, ilusionados, y por qué no, un poco acojonados por ver qué nos deparan las antípodas. A ver si encontramos curro pronto -que nuestra cuenta ya lleva temblando un par de semanas- y todo va bien.

¡Ya os iremos contando!